domingo, 7 de septiembre de 2008

Espíritu País

Las fiestas patrias que se avecinan en Chile, serán las penúltimas antes de las del Bicentenario. De verdad estamos en la cuenta regresiva para un momento histórico que podría tener mucha magia. Dependerá de todos nosotros, de la ciudadanía, de los políticos y de los gobernantes, que sepamos hacer la liturgia adecuada para levantar todo ese Espíritu.

La danza de la realidad cada cierto tiempo nos provee de experiencias icónicas, cargadas de significado, que nos permiten avanzar como nación con mística, con entusiasmo y cohesión. Benditos sean esos momentos de inspiración, integración y comprensión recíproca. Lamentablemente siempre tienden a ser dramáticos, imprevistos y generalmente relacionados a catástrofes o calamidades públicas.

La llegada del Bicentenario, nos exige aprender de las experiencias vividas, para que podamos todos levantar ese mismo Espíritu, ya no frente al desastre sino frente a nuestros sueños que nos atraviesan y nos unen. Hay historias recientes que nos otorgan una excelente oportunidad de aprendizaje, al permitirnos hacer distinciones conceptuales más precisas, que facilitan nuestros propósitos.


¿Habría pensado usted que la muerte del General Bernales iba a calar tan hondo en el alma nacional? Esta creo ha sido una experiencia de la que podemos aprender muchísimo.

Todos nos vimos sorprendidos por la honda emoción de pesar y desconsuelo que dicha muerte ocasionó. ¿Quién sabía hasta antes del accidente, que nuestro Director General de Carabineros se encontraba con su esposa y comitiva en un congreso de policías en la ciudad de Panamá? ¿Alguién tuvo algún presentimiento de este fatal desenlace? ¿Quién supuso que sus funerales serían tan masivos y conmovedores?

No sé si es mi mirada o el período evolutivo como nación en el que nos encontramos, pero desde hace un tiempo a esta parte he percibido que ocurren una mayor cantidad de sucesos icónicos en el acontecer de este país. Acontecimientos que sin mayor trascendencia previa, al ocurrir calan hondo en el alma nacional. Son emergentes y básicamente espontáneos. Algo mueven, algo cambian en la conciencia de todos. Nos dan fuerza, nos vitalizan, nos hacen estar más conscientes y en paz.

Desde un lado dramático completamente opuesto, el fenómeno de masas ocurrido con la muerte de nuestro General, pienso se asemeja en parte a lo acontecido con la Pequeña Gigante, que tiempo atrás también comenté en estas mismas páginas. Hay aquí un núcleo común, algo que ocurre en el corazón de la gente y de un país completo, que levanta su Espíritu y lo lleva hacia adelante con mayor cohesión y unión. A pesar de lo doloroso y triste que pudieran ser los mismos hechos que lo ocasionaron.

Muchos dijeron que esto sólo podía explicarse por una movida del gobierno y/o de los medios de comunicación. Digo la movilización de masas y no el accidente por supuesto. Pero yo de verdad no creo que eso haya sido así. Creo que coincidió la presencia de una serie de elementos mucho más profundos, que hicieron posible que este fenómeno ocurriera y se transformara en un ícono que movilizó el Espíritu nacional. Es en estas profundidades donde nos damos cuenta que todo esto en realidad ha tenido mucha magia.

Harrison Owen, el iniciador de la tecnología de espacio abierto, en su libro SPIRIT: Transformation and Development Organizations (87), nos recuerda conceptos muy útiles para explicarnos este fenómeno. En realidad, más que sólo permitirnos comprender, nos provoca y seduce acerca de cómo poder generar toda esta magia de un modo deliberado y frecuente, a favor de la transformación y el cambio. Es decir conectarse con todo ese Espíritu cada vez que sea necesario en relación a determinados desafíos de un grupo, una organización o un Estado.

Estos conceptos que inicialmente fueron estudiados por Carl G. Jung y su marco teórico principal del “inconsciente colectivo”, son los siguientes: Mythos, mito, rito y liturgia. Veamos cuáles son las luces que ellos nos aportan para comprender mejor la historia que nos preocupa.

Al definir Mythos, Owen nos dice: “...una historia probable que surge de la experiencia de vida de cualquier grupo, a través de la cual ellos acceden a experimentar su pasado, su presente y posibilidades futuras”. Para nuestro caso, el grupo es nuestro país en su conjunto, y la historia es la indisoluble unión que existe entre el pueblo de Chile y sus Carabineros. Diríamos más bien la necesidad que a través de la historia, el pueblo ha sentido para ir de la mano de sus Carabineros, gozando de su empatía, orden y protección. Este “mythos” y todos los otros están más allá de la ficción o la verdad, están ahí y son lo que son, nadie los puede negar, están también más allá del bien o del mal.

Mi amigo Joel Muñoz B. en su libro ¿Qué pasó, Papá? Un libro para los jóvenes de Chile (2005), creo nos hace una excelente metáfora de este “Mythos” en Soldaditos de Plomo (página 206):

“Tengo, entre los pocos recuerdos materiales de mi infancia, una caja de cartón en donde guardo mis soldaditos de plomo. Soldados chilenos vestidos con sus mejores uniformes, algunos llevan instrumentos de la banda de guerra, otros sus fusiles. Marchan en correcta formación. Cuando niño jugaba con ellos, los ordenaba, los ponía en filas, imaginaba las paradas militares en el Parque Cousiño, que quedaba cerca de las casa de mi abuela. Y escucho los sones de las marchas, veo el brillo de las trompetas, las cajas resonando, el tambor y la guaripola dando vueltas en el aire.
Hoy los tomo y los trato de formar. Veo a estos gallardos representantes de la Escuela Militar con sus penachos y sus tambores. Y no puedo: se caen, no tocan las marchas de mi infancia. Ya no son los que fueron. Me da vergüenza decir que alguna vez quise ser militar, para marchar por el Parque Cousiño y saludar al presidente y a todo el pueblo reunido”.


La imagen recién descrita por Joel es el Icono que pone en interacción de un modo sumamente claro, todos los elementos o distinciones de las que hemos estado hablando. Diríamos que tiene su particular sentido para todos aquellos chilenos mayores de cuarenta y cinco años, pero que sin duda forma parte importante del inconsciente colectivo de esta nación, que involucra a todos sus connacionales cuál más, cuál menos.

Expresado en un lenguaje más directo, igualmente afectivo y poético: todos los chilenos necesitamos re-encantarnos con nuestros militares para que así pueda resurgir de las cenizas la magia del soldadito de plomo que está en el Espíritu de nuestro país y en el corazón de todos los chilenos.

Así entonces, si la muerte del General Bernales nos conecta con el “Mythos” del Soldadito de Plomo ¿cuáles serán y qué papel cumplen el mito (ahora en español) y el rito de los que hablábamos antes?

Digamos que tanto el mito como el rito son los que ponen en situación en el mundo concreto y real al Mythos. Ambos lo integran y lo componen.

El mito en este caso se refiere a la historia que es contada por la gente y la forma en que el Mythos es hecho palabras en la cotidianeidad del día a día. Es por lo tanto la parte digital, lineal y lógica a través de lo cual el fenómeno es abordado, procesado e integrado en la mente de todos los implicados. Para nuestro caso todo aquello se sintetizó en una afirmación, que ya ha quedado guardada para el bronce, al decir que Bernales había sido el General del Pueblo. También forman parte de este mito todas las historias asociadas que fundamentan tal imagen: las anécdotas, los discursos, sus escritos, declaraciones e intervenciones y las propias reacciones verbales de los otros. En definitiva todo lo que tenga que ver con el lenguaje escrito o hablado que fundamenta y hace creíble a Bernales como el General del Pueblo.

El rito por su parte tiene que ver con lo analógico, con las imágenes, sonidos y olores, con la secuencia de los hechos, con la acción propiamente tal, que ocurre en un plano no verbal y de claves corporales y sensoriales mínimas. Para nuestra historia, el rito por supuesto tiene que ver entonces con el accidente mismo, sus causales y consecuencias, y todas las relaciones entre los mismos hechos que hasta el día de hoy continúan aclarándose. Obviamente también todo lo relativo al funeral mismo y cada una de las escenas y acciones que la vida y la muerte del General implicó e inspiró.

La liturgia es el cuarto concepto que nos queda por revisar, para comprender mejor el fenómeno de masas que ocurrió como consecuencia del accidente y muerte del General Bernales. Si bien el uso más habitual que le damos a esta palabra, tiene que ver con la forma en que se llevan a cabo las ceremonias de una religión particular, su estricto significado es otro. Es una palabra de origen griego de connotaciones originales no necesariamente religiosas, que etimológicamente significa “trabajo para el pueblo”, y que los griegos la utilizaban para designar lo que la gente hacía a favor o en relación a un determinado grupo, organización o nación. Para el caso de nuestra historia, es en la liturgia donde le cupo un rol central al gobierno, a la Iglesia, a los medios de comunicación de masas, a las organizaciones sociales y a los partidos políticos de nuestro país. Ellos fueron los encargados de conducirla y pienso que estuvieron a la altura de las circunstancias. La liturgia que se desarrolló efectivamente permitió un movimiento y cambio positivo en el sentir de toda una nación. Tal vez no de un gran impacto inmediato pero sí con la sutileza que acompaña a los cambios profundos.

El mito del General del Pueblo unido al rito de su muerte es tomado entonces por la liturgia que nos permite conectar con el Mythos del Soldadito de Plomo y acceder así por instantes a experimentar nuestro pasado, nuestro presente y nuestras posibilidades futuras. Todo en un mismo y casi mágico momento.

Algo ha cambiado, algo se ha movido hacia adelante, nos sentimos ahora un poco más íntegros y en paz. Por algunos momentos el Espíritu de un pueblo se ha levantado. Nada se ha inventado, ni tampoco estrictamente planificado, tan sólo se ha atendido a un proceso que surge desde adentro, con apertura, libertad y responsabilidad. Ojalá que desde aquí aprendamos a realizar nuevas liturgias que sean efectivas para conectar más frecuentemente con este Espíritu, sin necesidad de graves accidentes o emergencias naturales como a las que estamos tan acostumbrados y que desgraciadamente este caso también ha contemplado.

Siempre está ocurriendo una liturgia, el punto es que podemos hacernos más conscientes de ella para mejorarla. Por eso es que hay buenas y malas liturgias. Una buena liturgia recoge el mito y el rito de tal manera que permite levantar el Espíritu de todo el grupo humano que comparte un determinado Mythos. Esto es posible, existen métodos y tecnologías transformadoras que están disponibles para aquello. Más precisamente, el Espíritu siempre ha estado ahí esperándonos.

El poder conectar más frecuentemente con ese Espíritu es un gran desafío que tenemos por delante. Sobre todo frente a nuestro Bicentenario. Al hacerlo, no tan sólo avanzaremos como pueblo, sino que también contribuiremos, desde este pequeño rincón del mundo, a la evolución de la especie. Modestamente yo estaré haciendo todo lo que esté a mi humilde alcance. Los invito a sumarse. Viva Chile!!

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jueves, 21 de agosto de 2008

¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?

La siguiente historia milenaria de origen sufi y de autor anónimo, no recuerdo exactamente quién me la contó cuando trabajaba en Anguita & Asociados, hace ya una buena cantidad de años. Después de eso yo la he contado muchísimas veces, tanto a los participantes de mis talleres, como a distintos colegas y amigos. Y no falla. Marca un hito orientador y potente, cuando se deben conversar temas de fondo respecto a la vida, la transformación y el cambio. Es sorprendentemente esclarecedor para todos, ver como la sabiduría que está detrás de este simple relato, puede también aplicarse a muchos de los problemas con los que nos topamos a diario. Es decir respirar y confiar en el proceso, más que ninguna otra cosa aceptar la vida como se te va dando (o regalando) y dar gracias.

Vamos ahora entonces con nuestro cuento:

Había una vez un chino que vivía en el campo, al que un buen día le regalan una finísima yegua blanca pura sangre. Al llegar a casa lo ven sus vecinos quienes se acercan y le dicen:

“Vecino que buena suerte que usted tiene al recibir de regalo esa linda yegua blanca pura sangre”.

El chino entonces con mucha calma mira a sus vecinos a los ojos y les dice: “¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?”

Pasan los días y de pronto viene un gran temporal de truenos, viento y relámpagos, que hace que se espante la yegua y se arranque por los montes hacia el bosque. Al saber esto los vecinos, vienen y le dicen al chino:

“Vecino que mala suerte que usted tiene, después que le habían regalado esa linda yegua blanca pura sangre, que ahora por causa de este endemoniado temporal se le venga a arrancar y perder por los montes”.

El chino entonces, con eterna calma, los mira a los ojos y les dice: “¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?”

Transcurren unas dos semanas, cuando por entre medio del bosque y los cerros, aparece de nuevo la misma yegua blanca, pero ahora, con otros dos potros fina sangre que la seguían detrás. Saben de esto los vecinos y le dicen:

“Que buena suerte que usted tiene vecino de recuperar su linda yegua blanca y ahora además tener otros dos potros fina sangre en su establo”

El chino entonces con la sabiduría de siempre los mira a los ojos y les dice: “¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?”

Tenía nuestro amigo chino un hijo de unos diecisiete años, quién se entusiasma y comienza a domar a esos magníficos corceles. Cuando de pronto, estando en una de esas maniobras, uno de los potros le corcovea violentamente lanzándolo lejos y fracturándole varios de sus huesos. Conociendo del accidente los vecinos se acercan una vez más a nuestro chino y le dicen:

“Que mala suerte que usted tiene vecino, después de que había recuperado su yegua y ganado otros dos potros fina sangre, resulta tremendamente lamentable que su hijo ahora haya quedado tan mal herido al intentar domarlos”.

El chino entonces con mucha calma los mira a los ojos y les dice: “¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?”

A los pocos días se declara la guerra en la comarca y entonces viene el Ejército y enrola a sus filas a todos los jóvenes de diecisiete años hacia arriba, menos al hijo del chino por estar todo fracturado. Cuando saben los vecinos lo ocurrido, se acercan al chino y le dicen:

“Que buena suerte que usted tiene vecino, mire que haya venido el Ejército y se haya llevado a todos nuestros jóvenes a la guerra, menos a su hijo porque que se encontraba tan lesionado”.

El chino entonces con la paz y buen espíritu de siempre, los mira a los ojos y les dice: “¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?”

Y así continúa esta historia, y se prolonga en el tiempo...

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viernes, 8 de agosto de 2008

Navegando por la Tecnología de Espacio Abierto

Hay una imagen recurrente que me surge cuándo debo hablar de la TEA y mi experiencia con ella. Me veo en las manos con una esfera no muy grande, que irradia desde todos lados una luz muy blanca que todo lo sana y transforma positivamente. Un objeto mágico que está al servicio de todos y que me impulsa a compartirlo abiertamente.

Esa misma energía es la que me ha llevado a construir este espacio virtual y tecnológico llamado blog, desde donde les escribo ahora. Hay tanto que decir y compartir, tanto que aprender, tanto que aportar, tanto que agradecer y crecer juntos. Pero hay que irse por parte, el asunto tiene muchas aristas al igual que un diamante.


Por eso ahora simplemente quería aportarles algo así como un collage de conocimientos e invitarlos a hacer un tour por sus fuentes originales, de links, libros y documentos, que en su conjunto nos permitan aproximarnos a una definición más certera de todo este asunto, aportándoles hacia el final mi propio y modestísimo intento.

Si a usted le apasionan temas como el de la transformación de las organizaciones para la excelencia y el desarrollo sustentable del planeta, aquí estará a las puertas de descubrir un modo eficaz y hermoso de contribuir para aquello. Todo se hará mucho más fácil, cuando seamos varios los que sepamos abrir el espacio en nuestras instituciones, empresas y comunidades. Esa es mi invitación más profunda al largo plazo.

Si el propósito es contar lo justo y preciso, ni una palabra más ni una palabra menos, para definir lo que es y significa la Tecnología de Espacio Abierto, créanme que uno podría pasarse la vida entera haciéndolo, y cada intento sería mejor que el anterior, más breve y conciso. Tal como también lo sugiere la definición más oficial de la que se dispone.

También usted puede revisar aquí una recopilación en inglés con las más variadas y distintas definiciones breves de la TEA que hacen los más experimentados facilitadores de espacio abierto, y que comparten en el sitio web de la comunidad mundial de practicantes. Dicho sitio web, es un generoso y poderoso portal que cariñosamente lo acogerá para internarse en el fascinante mundo del espacio abierto.

Igualmente interesante es observar por ejemplo, el creativo esfuerzo de Lisa Heft por enseñarnos el espíritu de estos encuentros a través de una presentación con láminas y fotos, y el trabajo de Michael Pannwitz con su mapa mundial para mostrarnos los distintos facilitadores y países donde la TEA ha sido utilizada. Muy inteligente es también la adaptación al ámbito del e-learning que hace Gabriela Ender y su TEA on line. Como admirable es el gran trabajo de John Engle en Haiti y sus círculos de cambio, aplicando la TEA como una herramienta básica de desarrollo social y comunitario.

Con todo, hay varias ediciones de libre acceso en la web, donde generosa y abiertamente consultores y facilitadores de esta metodología, recopilan y comparten sus particulares desarrollos, visiones y reflexiones en torno a la TEA, relatando el impacto que ha tenido en sus vidas profesionales y humanas: Owen (1995), Herman (2001) y (2006), Herman y Corrigan (2002), Corrigan (2006) y Aftandelian (2008).

Ahora, si su interés es facilitar cuánto antes un taller de espacio abierto, toda la información necesaria y suficiente puede obtenerla en la “guía rápida del usuario” que escribió el propio Harrison Owen y que usted puede leer aquí.

Si usted además quiere profundizar su formación como facilitador de espacio abierto, entonces sería recomendable que lea el “Open Space Technology: A User’s Guide” cuya tercera edición apareció hace no mucho tiempo.

Y claro, para quedar completamente al día, le cuento que Harrison Owen su humilde iniciador, como le gusta ser llamado, el próximo 12 de Septiembre lanzará su último libro “Wave Rider” donde hace una nueva síntesis de toda la serendipia que el desarrollo de esta tecnología ha implicado: el liderazgo para el alto desempeño en un mundo auto organizado (saber más).

Modesta y tentativamente yo les envío desde aquí, ayudado por todos los anteriores, mi humilde propuesta de definición en 480 palabras y una presentación en power point, que intentan transmitir verbal y visualmente algo que es toda una paradoja desde el mismo comienzo.

Recuerde por último, si el asunto que le preocupa es complejo y urgente, y usted considera imprescindible la participación de todos los implicados, entonces no dude en llevar a cabo una experiencia de espacio abierto en su propia organización, comunidad o empresa. No se arrepentirá se lo aseguro. Debe estar preparado para sorprenderse positivamente. Lo más complejo se hará fácil y todos serán conscientes del poder de la auto organización, en el camino hacia la paz y el alto desempeño.

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jueves, 24 de julio de 2008

De cómo abrir espacios y prevenir jarrazos

A propósito del irrespetuoso jarro de agua lanzado en contra de nuestra Ministra de Educación hace algunos días, surgen algunas distinciones que tal vez pudieran haber prevenido la ocurrencia de tan lamentable suceso y que ahora, al menos, nos sirven para rescatar del descrédito, en el que pudieran haber caído, los diálogos ciudadanos como una herramienta válida para el futuro de nuestra gestión pública.

Es cierto, resulta muy importante y valioso para nuestra democracia, abrir el espacio cada vez que exista un problema complejo, conflictivo y urgente, y cuya solución dependa de la participación y el compromiso de todos. Factor clave para su éxito será asegurarse que allí exista la más amplia libertad y responsabilidad para expresarse y participar de todos y cada uno de los implicados. Para ello se deberá resguardar el cumplimiento de algunos aspectos que actúan como condiciones necesarias y suficientes, y solo así pueda levantarse un proceso auto organizado de inspiración, creatividad y acción eficaz conjunta.

Evalúe usted mismo si las siguientes cinco condiciones que se describen más abajo, estuvieron o no presentes en el encuentro con la Ministra, y reflexionemos luego en conjunto, respecto a los principales aprendizajes que podemos obtener de tan impactante y dolorosa experiencia. Tal vez todo esto podríamos denominarlo como la instalación de una competencia colectiva que nos sirva para abrir el espacio frente a temas de relevancia ciudadana.


Lo primero es crear una invitación atractiva y contingente para responder a una gran pregunta en la que participen todos. Dar con la pregunta correcta a menudo puede no ser fácil, puesto que en dicho proceso los anfitriones deben chequear que tan abiertos están para escuchar realmente las opiniones de los otros. Invitar a participar no es un juego, sino entregarle a la gente la posibilidad genuina de discutir, dialogar, reflexionar y por sobre todo influir en la toma decisión final respecto del asunto o tema central que los convoca. Pierde encanto cuándo el plato ya está servido y sólo queremos hacer que la gente hable sobre lo dado, con un rayado de cancha que no podrá ser cambiado. Puede que igual sirva, pero es de un tono emocional y experiencial mucho menos apasionante e intenso que genera menos compromiso.

Lo segundo es contar con el lugar adecuado que permita disponer a todo el grupo en un sólo círculo. O dos y tres círculos concéntricos si fuese necesario. Evitando a toda costa una disposición tipo conferencia con la autoridad o los participantes hablando sobre un estrado o escenario. Esa figura es el arquetipo de un modelo jerárquico y autoritario basado en el control. Por el contrario, el círculo es la geometría perfecta para la comunicación humana, donde todos estamos en igualdad de condiciones, enfocados hacia un mismo centro. Quien hace la invitación y abre el espacio camina hacia el centro del círculo y gira desplazándose a su alrededor mientras habla, sus palabras son breves y precisas, saliendo prontamente hacia la periferia para dejar al grupo como el único dueño del espacio y del tiempo. Ese ritual es el testimonio físico ambiental de que el espacio efectivamente está abierto, y es la más potente clave no verbal de la sinceridad, integridad y coherencia de la invitación cursada. Habla y transmite mucho más que mil palabras y está presente desde el mismo comienzo. El momento del espacio abierto no es el tiempo para discursos, presentaciones o exposiciones, que pudiendo ser muy importantes, debieran ser hechas antes o después del tiempo destinado a la participación y el encuentro.

En tercer lugar permita que sean los propios participantes quienes construyan la agenda, levantando todos los temas que según el criterio de todos y cada uno, ofrezcan una respuesta adecuada a la pregunta que los reúne. Para esto se requieren en el centro algunos plumones, papel engomado y hojas del tamaño de un cuarto de papelógrafo. El procedimiento es muy simple, quien quiera puede pasar al centro y en una hoja individual escribe el nombre del tema y su nombre, le pone papel engomado, lo lee y va y lo pega en el gran muro despejado que se encuentra a unos tres metros del círculo. Cada persona es libre de proponer cuantos temas considere pertinentes y el mismo grupo declarará satisfacción con la construcción de la agenda. La responsabilidad se verá reflejada desde un principio, puesto que quienes levantan los temas, deberán cumplir con dos requisitos. El primero consiste en llevar adelante la conversación con las personas que en él posteriormente se inscriban, para ello no se requiere ser experto en el tema, sino tan sólo tener un real interés de querer abordarlo, aprender de él y moderar los planteamientos de los distintos integrantes del grupo que así espontáneamente se habrá generado. El segundo requisito es que concluida la sesión de trabajo, estas personas se encargarán de digitar en la central informática desplegada en un costado del salón principal o de plenarios, las principales conclusiones y sugerencias a las que se ha arribado y que previamente se encargó de anotar en la hoja de papelógrafo dispuesta en el sitio o pequeña sala donde funcionó su grupo. Dicho documento, será finalmente impreso y publicado en el panel de reportes y novedades, montado especialmente en otro extremo del salón principal, donde junto a los reportes de los otros grupos, todos los participantes del evento podrán leer al menos antes de iniciar el cierre final del taller. De este modo, independientemente de haber participado o no de todas las reuniones, cada uno de los asistentes podrá conocer las conclusiones y sugerencias de cada uno de los temas levantados frente a la pregunta o tema central que convocó el evento.

En cuarto lugar permita que frente al gran muro donde cada tema fue “pegado”, se genere una “plaza de mercado”, donde todos puedan negociar su “agendamiento” definitivo, asignándoseles un tiempo y un lugar específicos para ser tratados. Aquí no se preocupe por el pequeño caos que pudiera producirse y deje en manos del grupo la responsabilidad para ponerse de acuerdo en una agenda que les haga sentido. Puede que se presenten algunos conflictos, puesto que los horarios no concordarán con los intereses de todos y si no logran influir para cambiarlos, al igual que en la vida, tendrán que elegir entre una o más opciones. También es posible que decidan fusionar algunos temas ya que apuntan a tópicos comunes, permita que eso ocurra de acuerdo al criterio de quienes primero levantaron dichos contenidos. Poco a poco el orden y la armonía irán emergiendo, resultando evidente por sí solo que la agenda ha sido construida y consensuada por todos. Verifique una vez más que esto así haya ocurrido y asegúrese que ningún tema se les haya quedado en el tintero. Dicho en primera persona, aquí es bueno recordar a cada uno de los participantes que “hacia el final de esta reunión el único responsable de que algún tema no haya sido tratado es usted mismo”. Otorgue siempre un tiempo adicional si este paso no hubiera sido completado, desde la partida hasta este mismo momento, en general no transcurre más de una hora y media. Muchas veces es menos.

En quinto lugar permita que durante el evento impere la “ley de los dos pies”. Esta es la ley de la movilidad y hace evidente como la libertad y la responsabilidad conducen el desarrollo de todo el encuentro. Significa que si bien cada uno al principio se ha inscrito en todos aquellos temas que le interesa participar, esto será solo una referencia, puesto que siempre cada individuo será quien decida minuto a minuto donde asistir y como intervenir. Si al estar en un grupo-tema en el que previamente se había inscrito, de pronto la persona siente que ya no tiene nada más que aprender o aportar, la ley le pide que honesta, deferente y sigilosamente se ponga de pie para trasladarse a algún otro lugar o grupo donde crea que si pueda hacerlo con interés. El imperio de la ley de los dos pies posibilita así tres formas básicas y válidas de participar. La primera más tradicional, implica que usted asistirá de principio a fin a cada una de las reuniones en las que se había inscrito. Bienvenida esa forma de participación, otorga consistencia y rigurosidad. La segunda, más adecuada para los más inquietos, implica que la persona se traslada de reunión en reunión, participando en varios o en todos aquellos temas o grupos que funcionan simultáneamente. Así como las abejas, esta forma de participación muchas veces “poliniza” la creatividad y el trabajo de los distintos pequeños grupos, al aportar nuevas energías e ideas. Y por último, la tercera y tal vez la más soberana forma de participar, es aquella en la que la persona elige no estar en ninguna reunión, otorgándose un tiempo para la reflexión individual silenciosa, o simplemente conversando con algún otro participante mientras comparten un café en algún cómodo rincón del local. La experiencia nos señala que estas últimas conversaciones aparentemente marginales, muchas veces aportan más inspiración y claridad que otras más formales previamente agendadas. Por eso se invita a que éstas también puedan ser registradas y publicadas en el panel de reportes y novedades, al igual que todas las otras.

Estas cinco condiciones hacen surgir un proceso auto organizado de libertad y responsabilidad, basado en la escucha y en el respeto, que permite abrir el espacio para enfocar temas complejos, conflictivos y urgentes, que requieren de la participación de todos para arribar a un plan eficaz de cambio y desarrollo. Se conoce como Open Space Technology, modestamente, yo la he utilizado más de ochenta veces en veintiuna organizaciones o comunidades diferentes, la mayoría en co-faciltación con Jorge Amigo. En el mundo son 132 países que ya la conocen y más de 100.000 veces en los que se estima que se ha llevado a cabo. Créanme que nunca falla. Hay que estar preparados para sorprenderse positivamente. Cuéntenle por favor a nuestra querida y acongojada Ministra, que por aquí estamos deseosos de poder tener el honor de apoyarla. Ustedes también pueden hacerlo. Está será una importante competencia colectiva de nuestra futura democracia. Vamos que se puede. Arriba los corazones.

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viernes, 7 de marzo de 2008

Diálogos Ciudadanos A Galpón Abierto: Comunidad de Comunicación Esteban Gumucio

“El principio de la sincronicidad parte del supuesto básico de que todos los acontecimientos de un determinado momento están relacionados entre sí. A pesar de que no se divisa ninguna relación causal entre los acontecimientos, éstos forman sin embargo una extensa unidad, donde imperan una ley y un sentido. Es así que aquel que comprende el sentido de una particular situación será capaz de reconstruir, a partir de lo captado, la totalidad de los acontecimientos” (Lola Hoffmann).

Muchas son las coincidencias que me llevan a comprometerme con este programa. Todas juntas han operado como un motor de entusiasmo creciente, para llevar adelante un proceso de participación ciudadana y conseguir resultados muy gratificantes en lo colectivo, personal y humano..


Ahora mismo al escribir estas líneas aquilato mejor toda la experiencia. Nada me hacía pensar antes del inicio de este proyecto que yo me vincularía tan seriamente en su desarrollo y que ello me acarrearía tanto honor y bendiciones.

Meses antes compartiendo un café con un colega amigo, le señalaba mi gran interés para contribuir al ámbito del desarrollo comunitario y muy especialmente con el tema de la participación ciudadana. Al hacerlo me contactaba con la pasión de aportar a la construcción de una visión positiva de país, consciente de que con el trabajo realizado y los conocimientos adquiridos hasta ahora en el ámbito organizacional, más las condiciones actuales del entorno político-social y la cercanía del bicentenario de la independencia de la República, me hacían plantearme casi como un deber irrenunciable el emprender acciones a favor del desarrollo local y ciudadano. Le contaba también mi percepción de cómo se hablaba mucho del tema pero nada muy concreto y efectivo se veía en el plano de las acciones. Más bien le decía, se tiene clara la importancia de la idea, pero no se poseen las herramientas y el conocimiento necesario para llevarlas a cabo. Modestamente, al saber que esas tecnologías se encontraban disponibles, y habiéndolas probado reiteradamente en distintas empresas e instituciones, el asunto simplemente se traducía entonces en lo que he decidido llamar una “dulce añoranza”.

Fue a los pocos días después de esta conversación, que este mismo amigo me contactó con los gestores principales del Programa A Galpón Abierto de la Comunidad de Comunicación Esteban Gumucio (CCEG) de la Congregación de los SS.CC. Entonces las coincidencias continuaron y pude conectarme con el corazón de todo este emprendimiento para abrir espacios de conversación sobre asuntos que importan. Como dijo el mismo Esteban:

“Me gustan los desiertos y la selva, las playas soleadas, las fuertes marejadas y la altura, y me gusta esta fuerte nervadura de la vida, el campo, las ciudades, las moradas compartidas y la gente,sus dolores y alegrías, su palabra y la lucha sostenida codo a codo por un mundo más humano para todos.”
(“Recitativo” de Esteban Gumucio)

El Pedido

Cuando conversé por primera vez con Enrique Moreno L., director de la comunidad y líder de la iniciativa, religioso por más de cuarenta años de la Congregación de los Sagrados Corazones (SSCC) y periodista de la Universidad Católica de Chile, y escuché los principales valores y lineamientos que orientaban a la comunidad y el futuro programa de encuentros ciudadanos, inmediatamente sentí una alta adhesión y sorprendente sincronía con mis motivaciones más profundas.

Lo que se pretendía era fundamentalmente llevar hacia adelante el mensaje y testimonio pastoral, social y humano dejado por el padre Esteban Gumucio, difundiendo su prolífica obra escrita y por sobre todo dándole vida a su amplia invitación para el encuentro entre las personas y el desarrollo de un mundo más humano.

Se contaba a su vez con el lugar adecuado, el viejo y hermoso galpón que se encuentra al frente de la Parroquia La Anunciación de la Plaza Pedro de Valdivia, en plena comuna de Providencia de la ciudad de Santiago. Dicho antiguo salón, se consideraba como un ícono cargado de significado, puesto que ese mismo lugar en el pasado, había sido un sitio de encuentro para muchos jóvenes universitarios opositores a la dictadura militar, que se atrevían a iniciar un largo camino para la recuperación de la democracia, a través de distintos encuentros masivos de carácter cultural, gremial y político. Ahora, al igual que entonces, se pensaba que era el momento de encontrarse para dialogar sobre asuntos que importan. Había llegado el momento de “a galpón abierto”.

Para ello se eligieron seis temas que serían abordados en igual número de encuentros a celebrarse entre los meses de Junio a Diciembre del año 2007: Educación e Igualdad; Democracia y Participación Ciudadana; El CELAM y La Iglesia Latinoamericana; Bicentenario de los Pobres; América Latina e Integración; Ética y Medios de Comunicación.

La invitación sería amplia, involucrando en lo posible a todos los sectores de la ciudadanía que tuvieran especial relación o interés con el tema a tratar, líderes sociales y políticos, trabajadores, religiosos, profesionales, estudiantes, viejos y jóvenes, mujeres y hombres. Junto a una extensa base de datos cuyas invitaciones serían enviadas por e-mail, se distribuirían también especialmente a los pobladores de la comuna de La Granja concurrentes a la Parroquia San Pedro y San Pablo.

Dada la diversidad del grupo de personas invitadas y al hecho que los encuentros deberían hacerse en día de semana, se resolvió que la duración de cada evento fuera de tres horas, de 7 a 10 de la noche.

Durante ese tiempo se querían cubrir tres momentos básicos. El primero de bienvenida y motivación al tema de la reunión, acompañado de la lectura de un texto o poema de Esteban Gumucio. El segundo de exposiciones a cargo de tres a cuatro invitados especiales que darían luces respecto al asunto a tratar dado su connotado conocimiento y experiencia. Y el tercero, de diálogo y participación de todos los asistentes, desde donde podrían obtenerse algunas conclusiones frente al tema e inspirar algunas acciones futuras.

Especialmente respecto a este tercer momento, era que se requería de mi colaboración y se me invitaba a diseñar y facilitar su realización. Pensaban que mi experiencia con metodologías participativas en empresas e instituciones, podrían también ser efectivas para estos grupos ciudadanos abiertos y amplios. Yo agradecí muy sinceramente la confianza y oportunidad que me otorgaban, y aunque quizá ahora he traspasado esos límites, humildemente creo que no los he defraudado. Recuerden que yo andaba con una “dulce añoranza”, más aún al conocer versos de Esteban como este:

“No me robarán la esperanza;no me la romperán;vengan a cantarla conmigo,vengan a cantar.”
(“Esperanza” de Esteban Gumucio)

El Proceso y el Programa

Lo primero que aquí es importante destacar es que todo esto fue posible producto de una co-creación y realización colectiva. Si no hubiéramos logrado conformar un equipo humano capaz de coordinarse y complementarse entre sí para conducir el desarrollo de todo el proceso y de cada uno de los eventos, nada de esto hubiera ocurrido. Gracias por sobre todo a Enrique Moreno, Alberto Toutin, Joel Muñoz, Katalín Nemeth, Patricia Abarca y Mauricio Aravena, por haberme permitido ser parte de este equipo y por toda la inteligencia y cariño que ustedes pusieron para cumplir la tarea que teníamos por delante. Espero en el futuro poder seguir aprendiendo de todos ustedes. Vaya también un reconocimiento especial a Joel, Katalín y toda la familia Muñoz por el gran trabajo y esfuerzo puesto en la producción y logística de cada reunión.

El levantamiento de procesos auto organizados como el que aquí en definitiva generamos, requiere de líderes abiertos, flexibles y empáticos que otorgan desde un comienzo testimonio de confianza tanto a las personas que las acompañan como a los proyectos que emprenden. Este fue el estilo de liderazgo que en general primó en este equipo conductor del proceso. Esencialmente guiado por el entusiasmo compartido y por el compromiso y la responsabilidad de cada uno.

Al elegir la metodología a utilizar, especial atención debimos poner al tiempo máximo de tres horas disponibles por reunión, y a los tres momentos ya señalados, que se deseaban cubrir en ellas: bienvenida y contextualización; ponencia de “expertos” y diálogo entre todos los participantes.

El World Café fue la metodología inspiradora básica elegida. Ella junto con aportarnos un formato muy efectivo para el diálogo colaborativo y ciudadano, nos permitió integrar todo el evento en un único concepto: el viejo y querido galpón, convertido en un gran salón de café.

Esta metáfora conectó muy bien con el sentido de la invitación, y en cada una de las jornadas pudo desarrollarse un inspirado y creativo diálogo, que desplegó una inteligencia colectiva y nos permitió arribar a un conjunto de conclusiones, que fueron priorizadas por votación directa de cada uno de los participantes.

¿Qué podemos hacer por una educación humana, justa y solidaria? ¿Cómo participar en la construcción de un Chile para todos? ¿A la luz de Aparecida que podemos hacer los que creemos? ¿Qué hacemos para que todos podamos celebrar el Bicentenario? ¿Qué podemos hacer para mejorar la vida entre los latinoamericanos? ¿Qué podemos hacer los ciudadanos frente a los medios de comunicación? En el mismo orden, cada jornada de diálogo trabajó la única pregunta correspondiente a su tema foco.

Para ello fueron necesarias tres rondas de conversaciones en las veinte mesas instaladas para cinco personas cada una. Se distinguieron así “anfitriones”, “viajeros” y “embajadores de significado” que practicaron una “polinización cruzada de ideas” para finalmente “converger” en un listado con las principales acciones sugeridas.Todo un ejemplo de democracia participativa, de la cual tanto se habla pero tan poco se practica. O tal vez tan sólo un nuevo esfuerzo para cumplir con lo que Esteban nos proclama en su poema “Sacramento del Amor Humano”:

“Los caminos de Dios no se aprenden en los libros; la sabiduría de
Dios viene a través de las personas.
Somos tú y yo una ventana por la que puede asomar el mismo Dios.
Somos tú y yo una puerta:
Él está ahí y golpea.
Cuando tú me escuchas y me amas y yo te amo y te escucho,
cada uno por el bien y la alegría del otro,
entonces la puerta se abre,
y entra Dios.
Dios entra simplemente, de puntillas,
como el sol por la ventana.
Dios abre y comparte su alegría, simplemente,
humildemente, como los lirios del campo.
Tan humildemente, tan silenciosamente, que a veces lo sentimos
ausente, distante, indiferente...
Nos pasa con Dios en las realidades monótonas de todos los días,
como con nuestro planeta Tierra:
estamos tan cerca de él, caminamos y vivimos en él,
tan acostumbrados al límite de su horizonte,
que llegamos a olvidarnos: Cabalgamos el espacio montados en la tierra!

Amor, todo puede ser nuevo en mí.
Dios va borrando nuestras huellas de muerte.

El Dios transformante nos tomó de la mano,
nos introdujo al país abierto,
a la región de su libertad.
Invitémonos a caminarlo.
porque a Dios para conocerlo hay que caminarlo,
al paso del día y de la noche.
Que calle tu corazón en el mío,
que seamos silencio.
Él será susurro, paz, dolor aceptado, rocío, mirada, beso...”

(“Sacramento del Amor Humano” de Esteban Gumucio)

Las Conclusiones

Educación e Igualdad: “Reemplazar el sistema educacional clasista por un sistema de integración social”. Democracia y Participación Ciudadana: “Creernos el cuento, el sueño es posible: Chile para todos”. El CELAM y La Iglesia Latinoamericana: “Generar espacios de lectura compartida y diálogos en torno al documento de Aparecida para llevarlo a la vida en cada realidad y recrear así su espíritu”; Bicentenario de los Pobres: “Abrir el círculo, no discriminación”; América Latina e Integración: “La educación al servicio de la integración latinoamericana conociendo la historia común”; Ética y Medios de Comunicación: “Dejar de creer que los medios tienen tanto poder, creer en el poder de los ciudadanos”.

Esas fueron las respuestas que lograron una mayor votación en cada uno de los encuentros y temas abordados. En promedio, por cada reunión, se obtuvo un listado con siete respuestas principales. Aquí se reporta sólo la primera. Usted podrá estar ahora de acuerdo o en desacuerdo con lo que estas declaraciones expresan, pero ello fue lo que honesta y creativamente cada uno de los grandes grupos invitados concluyó.

Ahora podríamos detenernos para comenzar el análisis, y correlacionar por ejemplo los contenidos de las respuestas con las características socioculturales y políticas de las personas que asistieron a cada reunión. Comprender el por qué se generó un determinado contenido y no otro, entender qué fue lo que exactamente se quiso decir y por qué se dijo de ese modo, sin duda podría generar hipótesis valiosas para el estudioso y el investigador. Podría también ser muy útil al planificador y directivo encargado de llevar adelante las políticas públicas. Ofrecemos toda esta información para todos aquellos que persigan estos altos propósitos.

Pero ése claramente no es nuestro principal interés, ni tampoco creo que sea lo más importante que se pueda lograr o concluir al cabo de todos estos esfuerzos. Cuando comenzaba mi participación en este programa un gran amigo me decía ¿y para qué tanta cosa? Bastante molesto le dije: Es obvio, para abrir espacios frente a temas de interés nacional y permitir que todos conversemos frente a ellos. Mi respuesta no lo dejó satisfecho, esperaba algo más concreto.

Hoy que el programa ha concluido, creo que mi respuesta no cambaría mucho, pero agregaría que todos los participantes se llevaron un referente directo (sentido en el cuerpo) de lo que significa una verdadera democracia participativa. Supieron cómo era posible que grupos de más de cien personas se reunieran a conversar sobre asuntos candentes, y donde a pesar de sus diferencias, fueran capaces de dialogar constructivamente, sacando cada uno lo mejor de sí, expresando libremente lo que pensaban, sentían y soñaban. Supieron como en este proceso de encuentro no tan sólo hablaron sus mentes sino también sus corazones. Y me atrevo a asegurar que se sorprendieron, al ver como en tan poco tiempo arribaron a un conjunto priorizado de sugerencias para la acción.

El proceso no tiene por qué detenerse. La invitación debe multiplicarse para continuar avanzando. Es necesario mantener abierto el espacio para volver a preguntarnos qué hacemos ahora con lo descubierto. Esa es también una ley de la vida, cada término señala también un inicio.

¿Cómo reemplazar el sistema educacional clasista por un sistema de integración social? ¿Qué podemos hacer para creernos el cuento de que es posible un Chile para todos? ¿Cómo generamos más espacios para llevar a la vida las conclusiones de Aparecida? ¿Qué tenemos que hacer para abrir el círculo y no discriminar? ¿Cómo podemos poner la educación al servicio de la integración latinoamericana? ¿Qué tenemos que hacer para comenzar a creer más en el poder de los ciudadanos que en el de los medios?

Sabemos ahora como hacerlo, primero hay que crear una invitación cariñosa y amplia, segundo hay que disponer de un tiempo y espacio, y tercero, hay que contar con un método basado en la libertad y la responsabilidad, que permita el diálogo colaborativo sobre asuntos que importan. Lo demás emerge solo, viene por añadidura, es un proceso auto organizado que avanza desde el caos hacia el orden. Quizá lo más difícil sea el comienzo, el simplemente atreverse.

Para finalizar, una pequeña historia que solía contar Esteban, cuando en un grupo de trabajo quería facilitar el inicio de un proceso:

“Hay un valle donde están todos los animales y un bosquecito en el centro. Este bosquecito es impenetrable, porque está lleno de moras, de zarzas; ni siquiera las lauchas pueden entrar. Pero todos los animales tienen ganas de entrar al bosque; es que sigue siendo un enigma y una aspiración de todos. Entonces se juntan los animales en una asamblea mundial y se preguntan: ¿Cómo podemos entrar al bosque? A uno se le ocurre: Yo creo que podríamos hacer lo siguiente: que el elefante tome vuelo, corra, cierre los ojos, y se meta en el bosque, y por el boquerón que deje el elefante podremos entrar todos. Y así fue. El elefante muy valiente se metió… (y luego) entró el rinoceronte, el búfalo, la cabra, el perrito, el gato, el conejo, un ratón, una lauchita y hasta las pulgas que iban en la cabeza de la lauchita”. (“Conversaciones con Esteban Gumucio” Entrevistas y edición de textos: Cristián Venegas S. Enrique Moreno Laval, Congregación de los Sagrados Corazones, Fundación Coudrin, Agosto 2004, página 324).

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Nota: A quien le interese, los informes de cada uno de estos seis encuentros ciudadanos se encuentran disponibles en la secretaría de la Comunidad: Capitán Fuentes 550, Ñuñoa. Tel: 45885320. E-mail: comunidadestebangumucio@gmail.com .

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